Después de tantos años de facebook me encuentro haciendo una entrada en un blog, en mi blog. Espero escribir algo que valga la pena, para mi por lo menos y si resulta entretenido para vos, bueno, mucho mejor.
Acabo de terminar un vino y siempre creí que el vino es para ocaciones especiales, es que tengo buenos recuerdos de borracheras o "entonadas" que tuve con vinos asi que le tengo un cariño especial, diferente (muy) al que le tengo por ejemplo a la cerveza.
Pensando en cosas de arte y acabando de ver un fanzine de mi amigo antidoto gráfico me sentí inspirado a escribir, y entonces como último a esta introducción pero como primero antes de empezar debo decir que lo que voy a contar a continuación está basado en hechos reales.
¿Un título?
Si, lo pienso después.
Ringo tenía sueños de grandeza, pero vivia bajo la sombra de sus pretenciones. En el olvido de sus escondidos ideales.
Viajaba todos los días en colectivo, A veces para ganarse el pan (ganarse el pan, una frase muy utilizada pero nunca mejor aplicada) y otras veces por que no le quedaba otra.
Ahí estaba él, mirando por la ventana viendo a las personas pasar muy deprisa, de vez en cuando se detenía en un rostro, sobre todo si era el rostro de una linda dama y trataba de memorizarlo, cerraba los ojos y lo proyectaba para si mismo.
Imaginaba cosas románticas, como si tuviese otra vida. Cosas lindas...
No ganaba dinero en su trabajo, Ringo ganaba comida. Ese era el arreglo que tenía con Carmela, su "jefa". Cosas del destino lo pusieron en un momento complicado y no hablo de su trabajo justamente, hablo de lo que sucedió esa tarde, en ese colectivo.
Fueron sólo tres las víctimas y parece poco si tenemos en cuenta que en el colectivo iban 37 personas. Pero Ringo jamás va a olvidar a esas tres personas. Porque fueron parte de su vida, porque simbolizaron una pieza del gran rompecabezas de su historia.
Jessica, tenía 27 años, casi como él. Habían sido compañeros de secundario, a ella le tocó la peor parte. Le arrancaron los ojos y las piernas, así, de lleno. Sin miramentos.
Rodrigo había sido un vecinito, ese día ya era mas que un adolecente y abrazado a su novia quedó con el corazón quieto al ver como esas cosas le succionaban... el alma.
Y Leo, Leo supo al verlos venir que no tenía chance pero de todas maneras peleó como nadie, o por lo menos como nadie que Ringo hubiese podido imaginar. Pero Ahí quedó... tumbado boca abajo mientras el charco de sangre crecia al rededor del cuerpo yaciente en el pasillo del transporte público.
Ah, me olvidaba. Leo era quién se había quedado con su novia hace algunos años.
Lo supo enseguida, las noticiias y la gente hablaba de un accidente. Hubo un vuelco y muchos accidentados. Pero él lo supo enseguida. Esos demonios habían vendido por él, por su conciencia, como acudiendo a su llamada. Reclamando por venganza, o por (su) justicia.
¿Pero cómo? ¿cómo pudo lograr que una cosa semejante ocurriese? Pensó por unas horas, luego más tarde ya en su casa, en su cama lo recordó. Esos ojos al pasar, esa mujer. Quién le habia sostenido la mirada mientras él escuchaba "Esperando el milagro" de las pelotas y el colectivo avanzaba a 60 kms por hora sobre la calle Rivadavia.
Esa chica lo miró y pareció decirle algo. Llevaba un pañuelo rojo sobre la cabeza que cubrian sus cabellos de color negro azabache. Su mirada fué tan clara y tan cercana que pareciá desenfocarse todo lo demás a su alrededor. Mientras se alejaba creyó ver que su boca decía algo... Y si bien nunca supo que decían sus labios, con esa mirada de "ahora cambiará tu vida para siempre" no hizo falta escuchar palabra alguna.
De repente caían las fichas y esa escena parecía un nuevo capítulo, develando algo perdido del capítulo anterior, pero no. Era parte de la misma película, sólo que habia podido rebobinar hasta ese punto con claridad.
La mujer misteriosa le había maldecido.
Las muertes de esas personas no fueron casualidad, Ringo las conocía pero esa no era la principal conección.
Ringo las odiaba y ese si era el verdadero punto en común.
Ringo las había aniquilado con su odio, luego de haber dialogado (sin saberlo) con esa mujer.
Al darse cuenta de esto tuvo miedo. Siempre creyó en él como una "buena persona". Además esto era una locura ¿no es cierto?... ¿que pensar entonces? ¿como reaccionar? ¿como seguir?
Si, sintió miedo. Por creer en la locura. Por besar lo irreal y sentir entonces que la realidad lo abandonaba para siempre. Pero el temor lo paralizó de lleno cuando supo a todas luces que el culpable era él. Y lamentablemente sintió odio de si mismo.
Y este demonio en particular le comió el cerebro y ya nunca más pudo sentir nada.
Fin.
¿El título?
Ringo, pobre infelíz.
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Yo, Fabio.
Yo, Fabio.
